El día viernes nos acercamos al laboratorio de hidráulica para estudiar la fuerza del chorro, el tiempo que duraba y obetener la máxima información posible sobre lo que nuestra embarcación debía enfrentar.
El lunes, teniendo a nuestro bote (apodado "cuasimodo") listo para la acción, nos dimos cuenta que la estabilidad era mucho menor de la presupuestada, y que el chorro era perfectamente capaz de voltear la botella. Considerando lo anterior es que optamos por agregar más peso al bote, lo que implicó que debimos agregar una cubierta falsa para seguir cumpliendo el requisito de línea de flotación.
Al mismo tiempo debimos modificar la forma de la quilla para bajar el centro de gravedad al máximo y así optimizar aún más la estabilidad.
El día miercoles, tras arreglar todos los detalles previos, nos dimos cuenta que dado que el peso estaba centrado en el centro (eje horizontal), la inercia el momento de inercia en este eje no nos favorecía, lo que significó que bastaba que el golpe del chorro estuviera tan sólo un poco desviado para que el bote girara más de lo que deseabamos. Consecuentemente, distribuimos peso en los extremos y perfeccionamos la quilla.
Finalmente el día jueves, aún teniendo problemas de dirección, pudimos corregir los detalles anteriores y obtener resultados satisfactorios que cumplieran con las condiciones de flotabilidad, estabilidad, línea de flotación y dirección dadas. Desgraciadamente la máquina del DIHA que nos ayudaba a medir los coeficientes dejó de funcionar en algún momento de la tarde, de modo que nuestras mediciones se debieron llevar a cabo de manera artesanal, improvisando con un resorte un dinamómetro y con una bomba de alta presión el chorro.
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